LA LLORONA
Desde tiempos inmemoriales por los valles, ríos sagrados, lagunas fantásticas y montañas míticas de Colombia, se desplaza la Llorona, una mujer fantasma errante, vestida con bata variopinta que le cubre hasta los talones.
La espectral Llorona tiene cabello largo y rizado de colores plateado, negro y dorado, y en él posan grillos, luciérnagas, cocuyos y mariposas.
Al ver de frente a la Llorona causa sorpresa, terror y espanto, pues su rostro es una calavera, en las cuencas oculares giran dos bolas incandescentes, de su nariz cuelga un cordón umbilical.
Las mangas de la bata le llegan hasta sus muñecas, con sus manos grandes, huesudas y ensangrentadas arrulla a un feto muerto.
Al gemir la Llorona derrama lágrimas de sangre, sobre la mortaja azul
Silbón
El silbón es una leyenda, que sale silbando en las noches oscuras de mayo, cuando llueve y se dice que fue un joven consentido que se la pasaba silbando, se la pasaba de cantina en cantina tomando de despilfarrando.
Un día se la paso diciendo que el quería viseras y salió bravo a
tomar en las cantinas del caserío, su padre era un hombre noble y salió a cazar
con escopeta y cuchillo, para contentar a su hijo rebelde.
Mientras tanto el joven silbón tomaba y derrochaba se fue para la casa y
su padre no encontró el venado; su hijo sin oír palabras golpeo brutalmente a
su padre y cuando cayo al suelo tomo el rifle y de un disparo lo mato. Cogió el
cuchillo y saco las viseras de su padre las empaco en pedazo de camisa y las
llevo para la casa.
Al llegar a la casa los abuelos y hermanos lo recibieron y sin miedo
dijo que eran las asaduras de su papá por que no habia si do capaza de
conseguir las de un venado y de manera burlona decía jaaaaa.
Su familia ante la terrible noticia lo maldijeron
“maldito eres, para toda la eternidad”, luego le azuzó el perro
"tureco" (perro demoniaco) que hasta el fin del mundo lo persigue y
le muerde los talones.
Silbón después de ser repudiado por su
familia, regreso al lugar donde había acabado con la vida de su padre y en un
saco sucio recogió los huesos, que los animales del bosque se habían encargado
de limpiar. Los hecho al hombro y se perdió para siempre en el bosque, seguido
por el perro tureco para convertirse en leyenda.
La tradición explica que, al llegar el
silbón a una casa en las horas nocturnas, descarga el saco y cuenta un a uno
los huesos. Si las personas lo escuchan no pasa nada, pero si no hay quien
pueda escucharlo, entonces un miembro de la familia muere al amanecer.
En una noche oscura iba por la sabana en un mes de mayo, con mi familia cuando se vio como un cocuy y era una bola de candela, y dijo mi papá Pedro, es la bola de fuego no se asusten ni vayan a rezar, toca es decir groserías de las que decimos los llaneros, y a medida que se decían groserías se alejaba y cuando se ora llega a ver si puede azotar a las personas.
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